La familia está sufriendo transformaciones como parte una sociedad más diversa y plural: las separaciones, el nacimiento de un(a) nuevo(a) hijo(a), las migraciones, las situaciones laborales, las presiones económicas, etc.
Estas transformaciones pueden afectar de manera significativa a los miembros familiares, especialmente a los hijos e hijas, quienes podrían presentar dificultades a nivel socioemocional y de rendimiento académico.
Ante ello, la escuela juega un rol muy importante al tener la posibilidad de abrir espacio de diálogo, apoyo y orientación, donde los (las) estudiantes expresen la dificultades que les provocan estas circunstancias.
Cuando las relaciones de parejas entran en crisis, los hijos(as) sufren mucho porque escuchan agresiones de ambos lados y, si se plantea una separación, ellos(as) pueden llegar a tener sentimientos de culpa frente a la situación o fantasear acerca de la posibilidad de lograr la reconciliación de sus padres.
El rompimiento de la pareja afecta más a los hijos(as), generando estado de angustia, incertidumbre y tristeza. Es importante que los(as) estudiantes comprendan que los principales responsables de resolver la situación son los propios padres y que será más saludables para ellos(as) evitar las discusiones de la pareja.
Por otro lado existen situaciones de recomposición familiar donde uno de los padres construye una nueva relación de pareja y llegan nuevos hijos(as) al hogar. Esto conlleva a un esfuerzo de adaptación de roles y funciones poco fáciles de lograr, más aún durante la adolescencia.
En estos casos se puede recomendar que sea necesario respetar el tiempo de adaptación de los hijos e hijas, establecer normas clara de convivencia y tener en cuenta que los afectos no se pueden imponer que se requiere favorecer la expresión de sentimientos a través de la comunicación y pedir ayuda en caso de ser necesario.
Otro aspecto que puede generar inseguridad e inestabilidad en los(as) adolescentes, es el nacimiento de un nuevo hermano(a), ya que es probable que la relación con los padres se encuentre tirante y conflictiva (como característica propia de la edad) y un(a) nuevo(a) hermano(a) les puede hacer sentir celos al creer que perderán afecto de parte de sus padres.
En resumen, los conflictos y los cambios forman parte de la vida familiar.
Con el correr del tiempo, las familias se transforman, se adaptan y reestructuran; esto le permite seguir desarrollándose. Los cambios vividos en estos últimos años afectan, de manera especial, a la adolescencia, dando lugar a situaciones diferentes a las que vivieron situaciones anteriores. Esto plantea enfrentar la problemática familiar en forma diferente, adaptándose a nuevas situaciones. El contexto educativo puede contribuir a ello, dando a conocer a ala comunidad, las características y necesidades propias de la adolescencia, para lo cual se requiere de un(a) docente sensible a las diversas realidades de sus estudiantes, capaz de brindar apoyo y soporte.
Estas transformaciones pueden afectar de manera significativa a los miembros familiares, especialmente a los hijos e hijas, quienes podrían presentar dificultades a nivel socioemocional y de rendimiento académico.
Ante ello, la escuela juega un rol muy importante al tener la posibilidad de abrir espacio de diálogo, apoyo y orientación, donde los (las) estudiantes expresen la dificultades que les provocan estas circunstancias.
Cuando las relaciones de parejas entran en crisis, los hijos(as) sufren mucho porque escuchan agresiones de ambos lados y, si se plantea una separación, ellos(as) pueden llegar a tener sentimientos de culpa frente a la situación o fantasear acerca de la posibilidad de lograr la reconciliación de sus padres.
El rompimiento de la pareja afecta más a los hijos(as), generando estado de angustia, incertidumbre y tristeza. Es importante que los(as) estudiantes comprendan que los principales responsables de resolver la situación son los propios padres y que será más saludables para ellos(as) evitar las discusiones de la pareja.
Por otro lado existen situaciones de recomposición familiar donde uno de los padres construye una nueva relación de pareja y llegan nuevos hijos(as) al hogar. Esto conlleva a un esfuerzo de adaptación de roles y funciones poco fáciles de lograr, más aún durante la adolescencia.
En estos casos se puede recomendar que sea necesario respetar el tiempo de adaptación de los hijos e hijas, establecer normas clara de convivencia y tener en cuenta que los afectos no se pueden imponer que se requiere favorecer la expresión de sentimientos a través de la comunicación y pedir ayuda en caso de ser necesario.
Otro aspecto que puede generar inseguridad e inestabilidad en los(as) adolescentes, es el nacimiento de un nuevo hermano(a), ya que es probable que la relación con los padres se encuentre tirante y conflictiva (como característica propia de la edad) y un(a) nuevo(a) hermano(a) les puede hacer sentir celos al creer que perderán afecto de parte de sus padres.
En resumen, los conflictos y los cambios forman parte de la vida familiar.
Con el correr del tiempo, las familias se transforman, se adaptan y reestructuran; esto le permite seguir desarrollándose. Los cambios vividos en estos últimos años afectan, de manera especial, a la adolescencia, dando lugar a situaciones diferentes a las que vivieron situaciones anteriores. Esto plantea enfrentar la problemática familiar en forma diferente, adaptándose a nuevas situaciones. El contexto educativo puede contribuir a ello, dando a conocer a ala comunidad, las características y necesidades propias de la adolescencia, para lo cual se requiere de un(a) docente sensible a las diversas realidades de sus estudiantes, capaz de brindar apoyo y soporte.
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